Practicar yoga regularmente otorga salud y bienestar en todos los planos que nos conforman. Algunos beneficios los notaremos en forma inmediata mientras que otros, necesitan del desarrollo de una práctica constante y regular en el tiempo para poder percibirlos. Por eso, si es la primera vez que te acercás al yoga, recomendamos que practiques mínimo uno o dos meses para poder ver y sentir verdaderamente de qué se trata. 

Físicamente la práctica de asanas nos da fuerza y flexibilidad. Mejora la postura y la alineación corporal, el balance y la coordinación. Ayuda a liberar toxinas, mejora la circulación sanguínea y linfática. Estimula los órganos y mejora la digestión. Los sistemas nervioso, endócrino e inmunológico se fortalecen. Ayuda a oxigenarse ampliando la capacidad respiratoria y ayuda también a regularizar el sueño. La práctica regular y constante en el tiempo nos va llevando a tomar conciencia del cuerpo y de lo que éste necesita, qué le hace bien y que no, favoreciendo la entrada en otros procesos ligados a la alimentación, la auto-obervación, gestión de emociones, etc. Del mat de yoga a la vida diaria.

Emocional, mental y espiritualmente ayuda a reducir la ansiedad y el stress, a conectarse con uno mismo aprendiendo a disfrutar y relajarse, a auto-observarse y no tomarse las cosas de manera personal desarrollando una mente testigo. Mejora la autoestima y la seguridad en uno mismo, aumenta la energía y se aprende a desarrollar ecuanimidad. Mejoran la concentración, la memoria y la atención. Auto-conocimiento, desarrollo de actitudes resilientes, relajación e intuición. Paciencia, respeto a uno mismo, a los propios límites y tiempos. No violencia y no competencia. Encontramos un espacio y tiempo sagrado de conexión interna con lo más sutil que habita adentro nuestro, con nuestro espíritu, recordando quién somos y activando nuestro poder de auto-sanación.